En la Tierra existen muchos tipos de ecosistemas.
Un océano se considera un ecosistema, pero también lo es una charca, o
un tronco de un árbol caído. En cada ecosistema se establecen unas
condiciones físico-químicas que determinan qué seres vivos pueden
habitar en él.
Los seres vivos se distribuyen en la
Tierra dependiendo de los factores ambientales. Las barreras
geográficas, como las cordilleras o el mar, y sobre todo las condiciones
climáticas (temperatura, humedad, etc.) determinan que existan en la
Tierra grandes tipos: los biomas terrestres y los biomas acuáticos.
En el medio terrestre, las variaciones de los factores climáticos son muy acusadas, por lo que hay una gran diversidad de biomas terrestres. El factor determinante en ellos, es la presencia de agua en estado líquido.
Los biomas acuáticos se
caracterizan por su uniformidad: no existen grandes variaciones de
temperatura y, evidentemente, la humedad es constante. La homogeneidad
de estas condiciones ambientales determina que sean menos diversos que
los terrestres, aunque podemos diferenciar dos tipos: biomas marinos y biomas de aguas continentales.
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